lunes, 21 de noviembre de 2011

 Katherine y Henry Delaga observaron a la persona que acababa de abrir la puerta. Era una mujer alta, de rostro bondadosos y una sonrisa muy agradable. Tenía el pelo suelo, pero convenientemente peinado hacia atrás, aunque algunos rizos se le escapaban por detrás de las orejas. Llevaba un vestido azul de flores y sus ojos eran azules, pero de un tono muy distinto a los de Katherine.
 Su tío la observó, y, sonriendo, dijo:
-Katherine, ésta es tu madre.
 La niña la contempló con sorpresa, la observaba como si fuese la primera vez (lo más probable)
 No se encontró ningún parecido con ella, su piel era más pálida y había otras diferencias notables, pero aún así a la niña le cayó bien.
 No tenía ningún aliciente para creer a su río, pero aún así le creyó.
 Porque vamos a ver...¿para qué iba a mentirle?
 La mujer pareció estar bastante emoicnada también, y poco después le dio un fuerte abrazo a la niña.
-¡Hola...hija mía!
-Encantada de conocerte, madre.-le saludó la niña tras el abrazo, divertida.
 Luego la mujer miró a Henry.
-¡Henry, te lo agradezco tanto...!
-Sabes de sobra que no ha sido gracias a mí, pero ya hablaremos de eso más tarde, Fanny.
-Tienes razón.-asintió la madre de Katherine. Luego le tendió la mano a su hija-Vamos adentro, Katherine, te presentaremos al resto de la familia.
 Katherine cogió la mano que le ofrecían y entonces entró en la casa junto a su madre y a su tío.
 Aquella casa tenía por dentro un aire mucho más misterioso e interesante

domingo, 23 de octubre de 2011

El discruso del director


 Bueno, chicos y chicas, estamos aquí para dar comienzo por fin en esta nobilísima institución que es el High Swarthat un nuevo curso, que estará lleno de cosas cada vez más interesantes.
 Les doy la bienvenida a los nuevos y a aquellos que no son tan nuevos. Para los nuevos, mi nombre es Salomón DI Vaarsen y soy el director de este centro desde hace más de veinte años, cuando mi predecesora me cedió el puesto.
 Aquí les enseñamos a nuestros alumnos los conocimientos necesarios para poder obtener el éxito profesional y económico en el futuro. Pero también les enseñamos lo necesario para avanzar por la vida, en sus relaciones humanas y en el amor…
 Y también…algunos truquitos más.
 Las normas son muy sencillas, pero han de cumplirse a rajatabla. En caso contrario el castigo será muy severo.
 Las normas son las siguientes:
 Primero, habréis de obedecer a rajatabla las órdenes de los profesores. No importa la hora, lo que estéis haciendo o que estéis a punto de iros de vacaciones, no se puede faltar a NINGUNA orden. Esto también se extiende para los delegados, sobre todo los de último curso.
 Segundo, está prohibido salir de las inmediaciones del dormitorio a partir de las once de la noche. Quién sea descubierto será castigado a limpiar el sótano de arriba abajo. Y créanme, no es un lugar muy fácil de limpiar…
 Tercero, durante los fines de semana se podrá salir con bastante libertad, los alumnos de los tres primeros cursos deberían ir acompañados, pero los de los cursos superiores deben estar aquí a las once de la noche.
 Cuarto, las tareas se han de entregar a su tiempo, y se ha de estudiar lo suficiente. El ser humano suele utilizar el 10% del cerebro, por lo que estaréis lo suficientemente capacitados para avanzar al ritmo que aquí se marca. Nada de excusas, con un par de trucos y con exprimirse un poco la sesera es posible. Nunca me habéis dado problemas con eso, pero me parece conveniente recordarlo.
 Quinto, se harán excursiones bastante a menudo. Excursiones y fiestas. Cada vez se va a un sitio distinto, a veces repetimos el lugar, pero nunca se os dirá exactamente a qué sitio iremos. Los profesores y los delegados os dirán lo que tenéis que llevar, pero nada más.
 En cuanto a las fiestas, se celebran varios bailes, la fiesta más importante es la llamada  “La Fiesta de las Delicias”. Dónde hay bailes, espectáculos y exhibición de talentos. Es la que se celebra a final de curso. A medida que pase el curso se os irá preparando para ello.
  Sexto, queda totalmente prohibido entrar en el cementerio que hay a las afueras. El Refugio de los Fantasmas es un lugar extremadamente peligroso. No, no hay fantasmas ni duendes chabacanos…pero por allí se ocultan toda clase de bichos peligroso. Debéis comportaros con toda educación y no faltar al respeto. Y además, procurad no llamar la atención respecto a algunas cosas.
 Y séptimo… y esto va para los estudiantes de último curso, los que pronto pasaréis a la vida real, los que saltaréis al mundo… ¡tened mucho cuidado! Sé perfectamente que los que llegan a este último año tienen un reto importante por delante, algo que les preparará para la vida real…Siempre pasa, se quiera o no, y cada vez es una cosa distinta. Pero sobre todo arriesgada. Más os vale tener cuidado y no causar problemas graves ni hacerle daño a terceros…que sepáis que os estaré vigilando… ¡yo tengo cien ojos!
 Y  bueno, ahora que ya están dichas las normas principales, las que repito cada año una y otra vez… (Sí, lo sé, soy muy pesado, pero así son las cosas) os deseo mucha suerte.
 Espero que como cada año me dejéis en buen lugar, y que podamos ir mejorando cada día más y más. Aquí nadie se duerme en los laureles, por lo que no hay nada que temer.
 Los delegados principales de este año, como ya habréis adivinado, serán Dafne y Geoden…todos sabíamos que esto pasaría y estoy completamente seguro de que lo harán genial.
 Pero me dará pena perderlos…a veces pienso que mis mejores alumnos se van demasiado pronto, pero… ¡en fin! Así es la vida, lo queramos nosotros o no.
  En cuanto a los demás delegados, serán los siguientes: Harry y Anneliese Dusman, Tom y Miranda Jenn, Ronald Reagan y Helena Smith, Frederick Husman, Anne Marie Sullivan y… ¡Bellatrix Delaga! Junto a Lance Seseman.
 A ellos ya los conocéis, y estoy seguro de que harán muy bien su trabajo. No diré que más os vale, porque cuando yo estoy seguro de algo es que va a ser así, que nada saldrá mal.
 Habrá un nuevo guardián del Refugio de los Fantasmas este año, pero ninguno fijo hasta que se acabe el curso. Cada tres meses se irá cambiando de guardián.
 Mis dos hijos mayores, Marcus y Emméline, serán los guías de los nuevos, así que si necesitáis alguna ayuda acudid a ellos, les guiarán encantados.
 En cuanto a los profesores, por suerte no habrá ningún cambio, seguirán aquí los mismos del año pasado. Vuestros tutores, al igual que vuestras habitaciones, ya están asignados. A veces alguno se asomará a la puerta para ver que se cumplen las normas.
 A la capilla se irá entre las seis de la mañana y la medianoche. Pueden entrar todos, pero los que no compartan nuestra fe que se abstengan de rezar, por lo que más quieran.
 Y tengo que deciros algo más, una cosa muy importante que también repito cada año, y que no debéis olvidar jamás. Dicen por ahí que aquí ocurren cosas muy extrañas, cosas…sobrenaturales.
 Pues bien, no es cierto. Puede que sea verdad que aquí ocurran cosas extrañas, pero jamás debéis olvidar que todo tiene una explicación. TODO, y absolutamente todo tiene un por qué, por muy extraño que parezca.
 Si encontráis esas respuestas, nadie os va a creer. Ni yo mismo sé acerca de todo lo que pasa aquí. Pero podréis comprobar que esto es seguro.
 ¡Aunque seréis vosotros mismos los que tendréis que manejar lo que encontréis!
 Forma parte de vuestro aprendizaje, el que sepáis manejar estas cosa.
 Algunos sabéis el por qué, otros no…
 Pero los que no lo sepan lo averiguarán por sí solos.                            
  Los que acabáis de ingresar en último curso tendréis varias charlitas conmigo, a medida que pase el año. Seré yo quien os dé la nueva asignatura, que es muy importante.
 Y quiero que vayáis sabiendo que ya que seré muy estricto en ella, no dejaré pasar ni una.
   ¿Qué por qué? Porque no voy a tolerar preguntas estúpidas acerca de lo que pasó este verano, ni permitiré que se hable de ello. Fue una espantosa tragedia que se ha de olvidar.
 Hablando de eso, sé que ninguno de vosotros viene de esa ciudad, por lo que se revisará el correo. No se abrirá ninguna carta, pero se mirará el remitente.
 Todas las cartas que vengan de esa ciudad maldita serán quemadas, o destruidas.
 Y los paquetes también. Ya estáis advertidos.
 Bueno, pues os doy la bienvenida de nuevo y espero que paséis un excelente años.
 Y ahora, para dar comienzo al año, se procederá con una magnífica canción de Dafne, y una melodía de Chopin.
  Un nuevo año va a comenzar,
Y muchas cosas han de pasar,
Algunos son nuevos, otros no,
Y todos se saben ya las normas,
Y sus secretos averiguarán,
Los niños comienzan,
Los mayores para el fin se preparan,
Para marcharse y comenzar sus vidas,
Pero los demás seguimos aquí,
Como en el transcurso de un río joven,
Fuerte, rápido y pequeño,
Pero sobre todo fresco,
Alimentándose y creciendo,
Hasta desembocar
En el más bello de los mares…


 ¡Ahora un aplauso, y sigamos con el banquete!

El discruso del director


 Bueno, chicos y chicas, estamos aquí para dar comienzo por fin en esta nobilísima institución que es el High Swarthat un nuevo curso, que estará lleno de cosas cada vez más interesantes.
 Les doy la bienvenida a los nuevos y a aquellos que no son tan nuevos. Para los nuevos, mi nombre es Salomón DI Vaarsen y soy el director de este centro desde hace más de veinte años, cuando mi predecesora me cedió el puesto.
 Aquí les enseñamos a nuestros alumnos los conocimientos necesarios para poder obtener el éxito profesional y económico en el futuro. Pero también les enseñamos lo necesario para avanzar por la vida, en sus relaciones humanas y en el amor…
 Y también…algunos truquitos más.
 Las normas son muy sencillas, pero han de cumplirse a rajatabla. En caso contrario el castigo será muy severo.
 Las normas son las siguientes:
 Primero, habréis de obedecer a rajatabla las órdenes de los profesores. No importa la hora, lo que estéis haciendo o que estéis a punto de iros de vacaciones, no se puede faltar a NINGUNA orden. Esto también se extiende para los delegados, sobre todo los de último curso.
 Segundo, está prohibido salir de las inmediaciones del dormitorio a partir de las once de la noche. Quién sea descubierto será castigado a limpiar el sótano de arriba abajo. Y créanme, no es un lugar muy fácil de limpiar…
 Tercero, durante los fines de semana se podrá salir con bastante libertad, los alumnos de los tres primeros cursos deberían ir acompañados, pero los de los cursos superiores deben estar aquí a las once de la noche.
 Cuarto, las tareas se han de entregar a su tiempo, y se ha de estudiar lo suficiente. El ser humano suele utilizar el 10% del cerebro, por lo que estaréis lo suficientemente capacitados para avanzar al ritmo que aquí se marca. Nada de excusas, con un par de trucos y con exprimirse un poco la sesera es posible. Nunca me habéis dado problemas con eso, pero me parece conveniente recordarlo.
 Quinto, se harán excursiones bastante a menudo. Excursiones y fiestas. Cada vez se va a un sitio distinto, a veces repetimos el lugar, pero nunca se os dirá exactamente a qué sitio iremos. Los profesores y los delegados os dirán lo que tenéis que llevar, pero nada más.
 En cuanto a las fiestas, se celebran varios bailes, la fiesta más importante es la llamada  “La Fiesta de las Delicias”. Dónde hay bailes, espectáculos y exhibición de talentos. Es la que se celebra a final de curso. A medida que pase el curso se os irá preparando para ello.
  Sexto, queda totalmente prohibido entrar en el cementerio que hay a las afueras. El Refugio de los Fantasmas es un lugar extremadamente peligroso. No, no hay fantasmas ni duendes chabacanos…pero por allí se ocultan toda clase de bichos peligroso. Debéis comportaros con toda educación y no faltar al respeto. Y además, procurad no llamar la atención respecto a algunas cosas.
 Y séptimo… y esto va para los estudiantes de último curso, los que pronto pasaréis a la vida real, los que saltaréis al mundo… ¡tened mucho cuidado! Sé perfectamente que los que llegan a este último año tienen un reto importante por delante, algo que les preparará para la vida real…Siempre pasa, se quiera o no, y cada vez es una cosa distinta. Pero sobre todo arriesgada. Más os vale tener cuidado y no causar problemas graves ni hacerle daño a terceros…que sepáis que os estaré vigilando… ¡yo tengo cien ojos!
 Y  bueno, ahora que ya están dichas las normas principales, las que repito cada año una y otra vez… (Sí, lo sé, soy muy pesado, pero así son las cosas) os deseo mucha suerte.
 Espero que como cada año me dejéis en buen lugar, y que podamos ir mejorando cada día más y más. Aquí nadie se duerme en los laureles, por lo que no hay nada que temer.
 Los delegados principales de este año, como ya habréis adivinado, serán Dafne y Geoden…todos sabíamos que esto pasaría y estoy completamente seguro de que lo harán genial.
 Pero me dará pena perderlos…a veces pienso que mis mejores alumnos se van demasiado pronto, pero… ¡en fin! Así es la vida, lo queramos nosotros o no.
  En cuanto a los demás delegados, serán los siguientes: Harry y Anneliese Dusman, Tom y Miranda Jenn, Ronald Reagan y Helena Smith, Frederick Husman, Anne Marie Sullivan y… ¡Bellatrix Delaga! Junto a Lance Seseman.
 A ellos ya los conocéis, y estoy seguro de que harán muy bien su trabajo. No diré que más os vale, porque cuando yo estoy seguro de algo es que va a ser así, que nada saldrá mal.
 Habrá un nuevo guardián del Refugio de los Fantasmas este año, pero ninguno fijo hasta que se acabe el curso. Cada tres meses se irá cambiando de guardián.
 Mis dos hijos mayores, Marcus y Emméline, serán los guías de los nuevos, así que si necesitáis alguna ayuda acudid a ellos, les guiarán encantados.
 En cuanto a los profesores, por suerte no habrá ningún cambio, seguirán aquí los mismos del año pasado. Vuestros tutores, al igual que vuestras habitaciones, ya están asignados. A veces alguno se asomará a la puerta para ver que se cumplen las normas.
 A la capilla se irá entre las seis de la mañana y la medianoche. Pueden entrar todos, pero los que no compartan nuestra fe que se abstengan de rezar, por lo que más quieran.
 Y tengo que deciros algo más, una cosa muy importante que también repito cada año, y que no debéis olvidar jamás. Dicen por ahí que aquí ocurren cosas muy extrañas, cosas…sobrenaturales.
 Pues bien, no es cierto. Puede que sea verdad que aquí ocurran cosas extrañas, pero jamás debéis olvidar que todo tiene una explicación. TODO, y absolutamente todo tiene un por qué, por muy extraño que parezca.
 Si encontráis esas respuestas, nadie os va a creer. Ni yo mismo sé acerca de todo lo que pasa aquí. Pero podréis comprobar que esto es seguro.
 ¡Aunque seréis vosotros mismos los que tendréis que manejar lo que encontréis!
 Forma parte de vuestro aprendizaje, el que sepáis manejar estas cosa.
 Algunos sabéis el por qué, otros no…
 Pero los que no lo sepan lo averiguarán por sí solos.                            
  Los que acabáis de ingresar en último curso tendréis varias charlitas conmigo, a medida que pase el año. Seré yo quien os dé la nueva asignatura, que es muy importante.
 Y quiero que vayáis sabiendo que ya que seré muy estricto en ella, no dejaré pasar ni una.
   ¿Qué por qué? Porque no voy a tolerar preguntas estúpidas acerca de lo que pasó este verano, ni permitiré que se hable de ello. Fue una espantosa tragedia que se ha de olvidar.
 Hablando de eso, sé que ninguno de vosotros viene de esa ciudad, por lo que se revisará el correo. No se abrirá ninguna carta, pero se mirará el remitente.
 Todas las cartas que vengan de esa ciudad maldita serán quemadas, o destruidas.
 Y los paquetes también. Ya estáis advertidos.
 Bueno, pues os doy la bienvenida de nuevo y espero que paséis un excelente años.
 Y ahora, para dar comienzo al año, se procederá con una magnífica canción de Dafne, y una melodía de Chopin.
  Un nuevo año va a comenzar,
Y muchas cosas han de pasar,
Algunos son nuevos, otros no,
Y todos se saben ya las normas,
Y sus secretos averiguarán,
Los niños comienzan,
Los mayores para el fin se preparan,
Para marcharse y comenzar sus vidas,
Pero los demás seguimos aquí,
Como en el transcurso de un río joven,
Fuerte, rápido y pequeño,
Pero sobre todo fresco,
Alimentándose y creciendo,
Hasta desembocar
En el más bello de los mares…


 ¡Ahora un aplauso, y sigamos con el banquete!

Los comienzos de Madame Giselle


 Madame Giselle no había tenido una vida fácil. Había sido humana hacía ya muchos años, alrededor de unos 5000, pero siempre tendría el aspecto de aquella diosa de edad indefinida y cabellera de fuego.
 Había nacido cerca de Grecia siendo la séptima hija de una pareja que había tenido unos veinte hijos, la mitad muertos. Habían tenido suerte de poder sobrevivir a tantos hijos, a pesar de que por aquella época solían haber bastantes más partos…y más muertes.
 Fue una niña medianamente feliz, a pesar de todo, sus padres tenían cierta riqueza, por lo menos la suficiente como para ofrecerle a sus hijos una vida digna y una educación decente. La familia tenía además cierto grado de importancia en la sociedad, por lo que eran respetados en su comunidad.
 Madame Giselle no recuerda ya casi nada acerca de su infancia y adolescencia, tiene los recuerdos tan emborronados como los míos, por lo que lo único que puede recordar con exactitud fu lo que pasó poco antes de su transformación,
 Se llevaba bastante bien con sus hermanas, siendo la confidente de una de ellas, y con sus hermanos varones tenía una relación bastante típica para la época, ella y sus hermanas hacían todo lo que los muchachos les ordenaban.
 En aquel lugar las casas eran más sencillas, humildes, las de los pobres solían estar hechas de madera y con materiales débiles. Con mucha suerte podían ser chozas de piedra, hechas por ellos mismos.
 Las casas de la gente con unos ingresos decentes solían ser de ladrillo, pintadas de blanco o de dorado, y el triple de grandes que las humildes, con un jardincillo y algunos árboles alrededor.
 A Madame Giselle le gustaba mucho corretear por allí por las mañanas, cuando había más actividad y no tenía nada que hacer. Le gustaba ver trabajar a los campesinos, pasar por el mercado, jugar con los patos y con las gallinas, y coger algunas flores. Y ver el atardecer desde la ventana de los aposentos que compartía con sus hermanas.
 En aquel pueblo no solía llover demasiado a menudo, aunque el calor tampoco era muy excesivo en verano. Pero en invierno solían formarse muchas estalactitas de hielo que solían refulgir como diamantes.
 Una de las cosas que más odiaba en el mundo era ir al templo. Nunca había creído en los dioses…pero no podía evitar sentirse pequeña ante un templo tan grande en el que se describía todos aquellos milagros que supuestamente habían hecho los dioses, los culpables de las tormentas, las lluvias, todo para castigas los pecados que cometían unas pocas personas, un montón de sandeces, vaya. De alguna forma se sentía como si ya estuviese maldita.
 Era además muy buena para unas cosas, pero completamente torpe para otras que se consideraban necesarias en una mujer,
  Había aprendido a leer y a escribir porque en su familia se consideró necesario que las mujeres pudiesen escribir cartas, y tenía permitido leer algunos libros (más otros que ella había cogido sin permiso, sólo por pura curiosidad) pero hasta ahí llegaba su educación intelectual. Como a la gran mayoría de las mujeres de la época, la habían educado para servir a un hombre y criar hijos.
 Pero no era capaz de ser sumisa del todo, tenía (y tiene hoy en día con ciertas personas) una lengua sarcásticas, rasgo que luchaba contra su natural amabilidad…y a menudo decía lo que pensaba, cosa que le había metido en bastantes problemas. Era un impulso de su corazón que no podía evitar.
 Además, era muy mala para coser, siempre acababa cortándose, y para exasperación de su madre, siempre se lamía la sangre que le manaba del dedo herido. Era muy torpe también para otras tareas domésticas que jamás llegó a manejar. Pero quitando esos defectos, por lo general estaban contentos con ella.
 La muchacha fue comprometida a los dieciséis años con un lord que se había prendado de ella en un festival campesino. Sus padres se sintieron bastante aliviados, ya que habían tardado demasiado tiempo en poder casar a su hija.
 Pero la boca jamás llegó a celebrarse, pues ocurrió algo bastante extraño. Dos días antes de la ceremonia el lord desapareció, y para cuando le encontraron ya estaba muerto, completamente despedazado y vacío de sangre.
 Fue por eso por lo que Madame Giselle fue comprometida varias veces más. Pero, para sorpresa de todos, siempre ocurría lo mismo. Así que se ganó reputación de maldita.
 Madame Giselle no supo lo que pasó hasta el día en el que se enamoró por primera vez, a los diecinueve años.
 Le conocía desde hacía ya varios años, unos cinco como mucho, pero no fue hasta aquella noche bendita cuando se enamoró de él. Era un hombre bastante hermoso, de edad indefinida, pero que probablemente no pasaría de los treinta años: cabello de un dorado oscurísimo, piel blanca como la nueve, músculos de bronce, rasgos de dios griego y una barba que parecía la de un judío.
 Era un hombre bellísimo, pero no fue eso lo que llevó a la joven a enamorarse de él. Lo que le enamoró fue su sermón, que parecía una oración, una plegaria celestial…y que sonó como el más bello de los poemas.
 Lo hizo con una pasión que hizo que la muchacha se le quedase mirando fijamente. Aquella canción…no sabía por qué, pero de alguna forma parecía que estaba dirigida a ella. Como un tributo…
 Madame Giselle no me dio todos los detalles de lo que pasó aquella noche (en realidad sospecho que jamás se lo contó a nadie, ni siquiera a su propia hija), pero después de aquello comenzaron a reunirse todas las noches en aquel templo que veneraba a Zeus, dónde hablaban de muchísimas cosas, dónde bailaban y, sobre todo, dónde se amaban una y otra vez, con una pasión interminable.
  Ninguno de ellos se sentía culpable, ya que pensaban que Zeus no podía condenar el amor, aquello no podía ser un pecado, dijera lo que dijera la gente…o incluso cuando el término del pecado ni siquiera había nacido todavía.
  Aquello se alargó hasta el día en el que fue nuevamente comprometida, ésta vez con un recio conquistador…entonces, su amante tomó cartas en el asunto. Acabó con aquel pretendiente bebiéndose toda su sangre, lo que le reveló a Madame Giselle lo que realmente era.
 Pero extrañamente, no se asustó, no sintió repulsión, ni nada por el estilo, ni siquiera cuando él la besó lujuriosamente en la boca con el sabor de la sangre aún en sus labios, no cuando en medio de esa euforia le hizo el amor.
 Más bien sintió una extraña fascinación, y él no pudo evitar sentir deseos de convertirla.
No tuvo ni qué preguntárselo siquiera, fue ella misma quién se lo pidió.
 Así que crearon una mentira para que su desaparición no fuese palpable, para no levantar así sospecha alguna.
 Fue algo bastante sencillo, un matrimonio que les llevaría lejos de allí, a un lugar del que no podrían regresar nunca jamás.
 Por suerte para ellos funcionó, fue muchísimo más sencillo de lo que esperaban.
 Fue además una auténtica suerte que se alejasen de allí…solamente dos años después aquel pueblo fue pasto de las llamas gracias a los vikingos. Y la mayor parte de ellos eran vampiros.
 Se marcharon a Grecia, dónde ella fue transformada, en una noche de verano.
 Su transformación fue larga y dolorosa, como la de todos nosotros...y al terminar sintió una sensación de libertad increíble, como si al fin se liberase su espíritu de las ataduras terrenales, al fin podía hacer lo que quisiera.
 Se casaron poco después allí en Grecia, junto a otros vampiros de nuestra ciudad. Las bodas entre vampiros son distintas a las de los humanos, nos afianzamos de forma muy distinta…pero eso es algo que no pienso explicar ahora. Lo haré cuando asista a una de esas bodas.
 Él tenía cuando se casaron la edad que tiene ahora Madame Giselle…por lo que de alguna forma, a pesar de todo lo que ha pasado, puede decirse que él es el patriarca de nuestro clan, ya que fue él quien convirtió a Madame Giselle.
 Ella no tardó en acostumbrarse a su nueva vida, sintió de alguna forma que estaba hecha para esto. Fue increíble la cantidad de orgías de sangre que provocó, lo mucho que aprendió, la increíble cantidad de criaturas a las que derrotó, lo increíblemente poderosa que ha llegado a ser…un prodigio, en verdad.
 Durante sus primeros años recorrieron el mundo conocido, riéndose de los mortales, apropiándose de cuanta sangre quisieron, y aprendiendo lo suficiente sobre el mundo mortal como para alegrarse de lo que eran.
 Y así es cómo comenzó la ida de Madame Giselle.

Punto de encuentro


La joven vampira estaba emocionada. ¡Y cómo no estarlo, con el banquete que se iba a dar! Todavía no era seguro, pero Tanya sabía que sería así, les gustase o no a todos los implicados en aquel escabroso asunto.
Aunque tenía que admitir que sentía un poquitín de pena por Marcus, pues lo más probable es que cuando aquello finalizase perdiese un amigo. Ella sabía que su Marcus había actuado con la mejor intención del mundo, pero también conocía el carácter cambiante de Brad, que no se tomaría aquello nada bien.
 Finalmente, la joven se encogió de hombros. Ya se encargaría ella de consolar a Marcus cuando aquello tuviese lugar.
 Con esa perspectiva tan agradable por delante, Tanya dejó el libro a un lado y se levantó, resuelta a cazar algo que pudiese divertirla durante toda la noche. Completamente preparada, salió a los jardines…

Kevin no sabía cuánto más tendría que esperar antes de poder salir de allí. Se había pasado horas escondido en aquel maldito pasadizo secreto, y la verdad es que ya estaba harto. Geoden no podría estar buscándole ya a aquellas horas, hacía ya rato que tendría que haberse hartado.
 Por lo que se arriesgó a abrir poquito a poco aquel cuadro. Sacó la cabeza y miró de un lado a otro. No parecía que hubiese nadie, por lo que salió fuera. Era, sin duda alguna, el momento más adecuado para regresar a su habitación. Tenía que descansar, se sentía agarrotado de haber estado tanto tiempo allí quieto.
  Cerró con cuidado la puerta del pasadizo.
 Pero entonces oyó una voz.
-¡Sabía que estarías por aquí, maldito mocoso de mierda!
 Kevin dio un respingo al ver a Geoden en las escaleras. No tuvo más remedio que salir corriendo hacia los jardines…

 Salomón se sentía totalmente exasperado. Había tenido que soportar muchas cosas durante el transcurso de aquel año… ¡y las que le quedaban todavía! La muerte de su esposa, el ajetreo del internado, aquellos muchachos que se las daban de mayores y…el problema de su hijo.
 A decir verdad, el director del High Swarthat no tenía la menor idea de qué era lo que le pasaba a Marcus exactamente, y en el fondo hasta tenía miedo de saberlo…pero quería ayudarle.
 Aunque ya sospechaba, vagamente, cuál era el problema.
 Se levantó y se alejó de la mesa de su despacho, pensativo. Tenía muchísimas cosas que hacer, y poco tiempo para hacerlas.
 Se encerró y cogió su teléfono. Marcó un número que conocía muy bien y sonrió divertido.
 Sin duda, discutir un rato con Henry le animaría…

 Dafne era una joven bastante parecida a Bellatrix. O por lo menos a lo que Bellatrix sería en un futuro. Ambas eran egocéntricas, inteligentes, encantadoras y con un atisbo de maldad en sus corazones.
 Aquella noche se las había arreglado para convertirse en el centro de las miradas de un grupo de chicas dos cursos inferiores gracias a un vestido nuevo y a una interesante conversación.
 Pero no podía evitar pensar en su Geoden, ¿qué estaría haciendo en aquellos instantes? Últimamente había estado muy ocupado, demasiado para el gusto de la muchacha, que le echaba muchísimo de menos.
 Así que dejó lo que estaba haciendo, y sin importarle un comino la hora, se marchó hacia el jardín,  completamente segura de que le encontraría por allí, ya que él mismo se lo había comentado…y porque ella tenía bastante intuición.

 Marcus se paseó de un lado para otro, sintiéndose preso en aquella habitación tan espaciosa ¿Qué pasaría si fracasaba? ¿Qué ocurriría si Tanya…tuviese que cumplir con su parte del trato?
 Brad le mataría… ¡oh, ya lo creo que lo haría! En aquel momento no era más que un mocoso de trece años, pero si le hacían…eso, entonces tendría fuerzas más que suficientes para acabar con él, y ganas también, por haberle condenado de esa forma tan espantosa.
 Y Marcus se dejaría, porque la culpabilidad lo atormentaría durante el resto de su vida…al menos eso es lo que querría hacer entonces, deseoso de compensar a su amigo por el error fatal que había cometido.
 No…no podía dejar las cosas así. Salió rápidamente de su habitación y se encaminó hacia la capilla, dispuesto a buscar mediante la oración una solución.

 Lucy no quería que nada, absolutamente nada, saliese mal. Lo había preparado de un modo escrupuloso, nada propio de ella, pero debería cuidar que nada en aquel maldito plan saliese mal.
 Aquel cofre estaba listo, y daba la sensación de que podría explotar en cualquier momento.
 Lucy confiaba ciegamente en poder entregárselo a su hermano sin que hubiese ningún problema. Eso, si le encontraba, pues no le había visto en toda la tarde, algo que estaba provocando en Lucy un miedo muy extraño, algo que ella apenas podía controlar. Pero por ahora…lo lograba. ¡Maldita sea, qué oscuro estaba! Tendría que encender una de las antorchas…así que encendió la primera que se encontró y se encaminó hacia los jardines, resuelta a encontrar a Kevin cuanto antes…

  Bellatrix observó cómo Katherine se iba y reprimió un grito de rabia. Pandora tenía razón…Katherine le quitaría de un momento a otro su puesto de abeja reina, ¡lo estaba haciendo todo mejor que ella, maldita sea!
 Y eso no podía ser.
  Cerró los ojos y se apoyó contra la pared, para poder pensar así con más calma. Katherine y ella no eran más que unas niñas en aquel momento, pero… ¿Cómo serían las cosas en el futuro? ¿Y si ella….?
 Bellatrix meneó la cabeza, tratando de quitarse aquellos pensamientos tan amargo y sin embargo, probables.
 Quizás tuviese que proseguir con aquel plan que hacía ya tiempo que se estaba formando en su  cabeza…aunque sentía una tremenda pena por Katherine, no sabía por qué. Era un sentimiento que aparecía de improviso, desbaratando su plan. Enfadada, se marchó hacia los jardines…

 Brad se acercó a la enorme verja que le separaba del Refugio de los Fantasmas, y se quedó allí contemplándolo todo con una fascinación que no hubiese estado dispuesto a admitir ante nadie.
 ¿Se arriesgaría a echar un vistazo dentro?
 Era, sin duda, demasiado peligroso…pero aquello no era sino un argumento a favor.
 De todos modos debía esperar un poco porque todavía no había conseguido hurtar la llave.
 Y sin duda la llave estaría escondida por alguna parte… ¿pero dónde?
 Lo único seguro que Brad había logrado averiguar es que se halla en alguna parte de aquel inmenso jardín.
 Brad miró a su alrededor y suspiro. Iba a tener sin duda muchísimo trabajo aquella noche.
 Así que se encaminó hacia los jardines, en una zona dónde le sería más fácil empezar a buscar.

 Katherine se subió a un árbol y oteó al horizonte, un juego que se le antojaba divertidísimo, ya que le recordaba a cuando estaba en aquel pequeño pueblo, junto al mar y junto a sus primos y su hermana.
 Por ahora se sentía muy feliz en el High Swarthat, pero echaba de menos su casa, sobre todo a Peter y a Bonnie…
 De repente oyó un ruido muy fuerte y del susto se tuvo que agarrar a la rama, para no caer.
 Miró a su alrededor y pronto vio de dónde provenía aquel ruido.
  Eran las pisadas de varias personas, la niña no supo adivinar cuántas, que se dirigían hacia aquella zona del jardín…y desde direcciones distintas, haciendo sospechar a Katherine que ni habían quedado allí precisamente.
 Se escondió más todavía en el árbol, sin perder de vista lo que estaba a punto de pasar, pues…tenía curiosidad.

 Nereida corrió hacia los jardines a la mayor velocidad que pudo, sintiéndose algo mareada… por culpa de la increíble cantidad de pensamientos que se agolpaban en su cabeza, apremiantes.
 ¿Dónde estaría su hermano aquella noche? Necesitaba encontrarlo cuanto antes…para salvarle de aquella furcia…
 Estaba completamente segura de que entre Marcus y Tanya había algo, y no precisamente amor, sino algo de lo que la niña sabía apenas, pero intuía perfectamente su esbozo…lo suficiente como para alarmarla.
 Buscó desesperadamente a su hermano por allí, resistiendo en la medida de lo posible el impulso de llamarlo a gritos, para que no la descubrieses… pero oyó un ruido que reconoció, que hizo que gritase y que saliese corriendo hacia un punto concreto del jardín, dónde se encontró con una inesperada sorpresa…